Hoy salió el sol, brillante, despuntando en la amargura de las sombras, mas se volvió a ocultar, como avergonzado de sí mismo. ¿Qué me espera? Más tinieblas, y esta vez por un periodo difícil de cuantificar. Hasta el momento en que decidas regresar, tú, que iluminabas mis virtudes y cubrías mis carencias; o cuando algún otro sol, más resplandeciente y vivo decida posar sus rayos en este corazón tan lleno de mí, tan lleno de ti.
Pero no te angusties, he de acostumbrarme, si bien ahora resulta difícil, mis pupilas se adecuarán a esta oscuridad. Aprenderé a guiarme por mis otros sentidos; la inteligencia, el deber, el pragmatismo (que en muchas etapas de mi vida me ha acompañado)... En fin, si no son estos, me inventaré otros, siempre atenta de que no se llene mi alma de amargura y soledad.
Pero no te angusties, he de acostumbrarme, si bien ahora resulta difícil, mis pupilas se adecuarán a esta oscuridad. Aprenderé a guiarme por mis otros sentidos; la inteligencia, el deber, el pragmatismo (que en muchas etapas de mi vida me ha acompañado)... En fin, si no son estos, me inventaré otros, siempre atenta de que no se llene mi alma de amargura y soledad.
3 comentarios:
Una posición digna frente al sufrimiento y la ausencia. No siempre se puede y navegamos...en tinieblas...Un beso. H.
Hay que inventar la Esperanza, a veces.
Pero incluso dentro de las tinieblas existen espacios que distan de la penumbra, son menos oscuros, pero más desolados, es por eso que no debemos caer en la mera resignación, y si de algo se puede valer es de aquello que llamamos voluntad.
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