Mi espíritu exhaltado me acecha a cada instante, congela en su totalidad mi espíritu y lo eleva a la excitación que alcanza la llama a punto de serpentear.
Conozco y profeso el compromiso de no anticipar, de respetar el ritmo de esta danza que mágica y suavemente esboza la realidad futura.
Por eso es que me espero, contengo la explosión y sólo permito a esta daga atravesarme.
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